La lluvia palpa el espejo, lo penetra
La imagen futura, me hace retomar el alfabeto,
esa manera extraña de la belleza
Es un tiempo de agua (en el cielo)
Los niños correrán bajo la lluvia:
extraño esa alegría, la inocente carrera,
el grito bajo un chorro
Alguien ha volteado el espejo
La lluvia ha sido crucificada sobre la ceniza
Ningún silencio puede renunciar a este cielo nublado
Ningún silencio puede renunciar al vacío,
que la soledad implora.
Martín Salas Ávila
Nacido en Montería, Colombia, en 1964. Director y fundador de la Revista, Taller Literario Siembra y del Festival Internacional de Poesía en Cartagena de Indias.
Poema tomado del libro MARRÓN
martes, 8 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario