YO LAS QUIERO
Porque tienen esas caderas, esos labios,
y aquellos también, y el pedacito,
porque miran, porque no miran, por el pelo,
por la cintura, por las manos, por los pechos,
por la impudicia, por la calma, por el silencio,
por la palabra y el grito, por el llanto también,
y también
por el reproche mensual y sin sentido,
por la risa, por el baile, por la cama,
por la alfombra, por la hamaca y por el piso,
por la mesa, por la estufa, el escritorio,
por el aroma caliente, por el verano eterno,
los muslos de primavera, el sabor a fruta,
la piel irresistible, el pálpito salvaje,
por los pezones, por la voz ansiosa,
temblorosa, directa, rendida pluma,
y porque tienen
ese pegadito bien rico entre las piernas,
yo las quiero.
No importa de qué edad, de qué tamaño,
color, sabor, religión o envoltura,
o si tomaron la píldora o les está cambiando la vida,
yo las quiero.
No importa si se fueron,
si parieron, si sufrieron,
no importa si no me quieren,
no importa si se mueren,
si no aprendieron a maquillarse o si lo hacen,
si tienen cayos o usan zapatillas de cristal,
si tienen lentes, si les falla un ojo,
si se hicieron la cesárea o tienen patas de gallo,
si les gusta Neruda o Radio Caracas Televisión,
no importa si son negras, si son blancas,
no importa si tienen la regla, si les falta,
no importa si son chinas, no importa si son sirenas,
si son las indias bellas y silvestres
o las guerrilleras del Mediterráneo
-con o sin Gurka!,
no importa si son brujas, si son santas,
no importa si son monjas, si son putas,
si casadas o solteras, no importa!
viudas, queridas, feministas, presidentas,
biólogas de campo, intelectuales, barrenderas,
doctoras en Derecho Islámico, Virgen María, galletas maría!,
rectoras de universidades, matronas de burdeles,
que vengan a pie descalzo o en litera,
no importa cómo vengan,
yo las quiero.
Edgardo Garrido Pérez
edgardoga@hotmail.com
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