martes, 13 de noviembre de 2012


sentado en la ceniza

i

el día en que nací
la noche en que mis padres me engendraron
que los dos se conviertan en tinieblas
y se borren del cómputo del año

por qué no me morí en mi nacimiento
y en cambio me acunaron y me dieron
por alimento la leche de mi madre

ahora yacería sin conciencia,
dormiría en el polvo, igual que duermen
los que no conocieron la desdicha

bajo la hierba descansa el malvado
y los presos ya no escuchan los gritos
que dan los carceleros, y el sirviente
no sufre las insolencias de su dueño

para qué ven la luz los infelices
los que ansían la tumba como un bien

ahora los gemidos son mi pan
son agua mis lamentos

ii

si pudiera pesarse tu dolor
si pudiera ponerse tu desdicha
como se pone el trigo en una báscula
entonces comprobarías que son
más gravosos que la arena del mundo

llegaste hasta este día
desmenuzado como un pan,
como una sábana que el viento
arrancó de sus cordeles

las saetas de dios están clavadas
en tu carne y destilan un veneno
que corrompe tu espíritu
                                          
                                           si al menos
de una vez te aplastase, si soltara
su mano y te partiera, si tus labios
cosiera antes de que puedan maldecirlo

iii

no soy yo quien podría consolarte
mi alma está asqueada de la vida

por qué dios te recrimina, acaso ve las cosas
como las vemos los hombres, son sus años
igual que nuestros días, por qué acecha
tu culpa, por qué busca tu pecado

sus manos te moldearon y luego
cambiando de parecer te destruyen

ya no se acuerda que te hizo de arcilla
y en poco tiempo volverás al polvo

por qué no lo maldices de una vez
y te echas a morir en la ceniza


cáscaras de la memoria

a pocos kilómetros de aquí
en medio de un cuartel por el que a veces paso
cuando voy atravesando la autopista
existe un muro carcomido por la luz

quizás el tiempo
lo haya ya derribado, pero está intacto
en mi interior

contra ese muro estoy sentado
con mi uniforme de fajina, rascándome
los piojos bajo el sol

es una falla en la memoria
un agujero que cuela la miseria
que me ensombrece y me arrastra hacia el pasado
cuando iban irremediablemente
hacia esa nada cósmica mis días

ese muro en el que los soldados apoyábamos
a veces las espaldas, tal vez perdure
después de tantos años en el mismo
lugar, sólo yo me he movido

o tal vez no esté allí, tal vez
me haya seguido encalado en la memoria
hasta este patio de colegio, hasta esta paz
del hombre que envejece

como deshecho de algo
que quiso ser redondo y luminoso


la fidelidad de las palabras

ninguna compañía ha perdurado
tanto como la de las palabras

las he llevado
bajo el brazo como a un libro entrañable
a viajar por otras tierras

las he metido
en los lechos del amor y en los lechos
de las convalecencias

las he requerido
en días de completa libertad e incluso
cuando vivía en un pozo de sombras

quizás no fueron la mismísima alegría
pero al menos sí su presagio, el de una dicha
que alguna vez será

siempre conmigo, brotando como el dibujo
de una mancha de humedad en la pared

buscando materia para nombrar
almácigo para multiplicarse

aquí están también ahora
en esta hoja que alimentan

Carles Martín Gaite nació en Barcelona en 1954, pero vivió varios años fuera de España por razones de familia. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dictado cátedras y conferencias en varias universidades españolas y ha sido lector de español en el Reino Unido y Alemania. Ha conducido programas literarios en radio y actualmente ejerce la docencia en Barcelona. Además de numerosos trabajos críticos sobre autores españoles e hispanoamericanos, y en especial sobre Pere Gimferrer, Manuel Caballero Bonald y Luis García Montero, ha escrito libros de poesía en castellano y en catalán: Textos para un curso de verano (1985); Palau d’Hivern (1992); Llum de tardor (1994); L’alt amor (1999); y Poesía 1985-2000 (2001). En 2011 integró el jurado del Premio Internacional “Federico García Lorca”. Ha dedicado sus últimos trabajos a la obra del escritor argentino Guillermo Pilía: Guillermo Pilía en la poesía española y Tren de la mañana a Talavera. Una visión poética del tema de los toros en la narrativa.


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