jueves, 4 de octubre de 2007

EL MITO DIOS = EL MITO HOMBRE

Digamos que la confusión elaborada en torno al mundo y al universo es un oscuramente jocoso problema del mundo, porque el mundo es un concepto que, en su confusión, ha elaborado el hombre, para explicarse aquello que vagamente intuye.

Todo tiene un origen, incluidos el mundo y el universo. Nada es sólo "porque sí y punto". Nada surgió de la nada, porque la nada, al ser nada, ya es algo. Así mismo los conceptos y las dudas. Los mitos, por ejemplo, son imaginaciones hábilmente elaboradas, a fin de velar a las masas la verdad sobre algo. Hablemos entonces del MITO DIOS o, si prefieren, del MITO HOMBRE que, a la sazón, viene a ser lo mismo.

La tríada divina, a la manera de los antiguos pueblos del Mediterráneo (para no alejarnos de Occidente), estaba conformado por el Dios, la Diosa y los Dioses descendientes de la relación matrimonial celeste. De igual modo el núcleo fundamental de la sociedad actual (entiéndase: comunión de socios) está compuesto por los padres y los hijos.

Así las cosas, procedo a contarles una historia sobre los orígenes de la pareja primordial. Resulta que esta historia y perdonen el preámbulo, pienso atribuírmela, ya que no recuerdo que nadie jamás me la haya contado y tampoco creo que nadie se atreva a reclamarla como propia, puesto que tendría que presentar pruebas fehacientes del delito y de la consecuente paternidad literaria, trance cuyos efectos jamás soportaría.

Como les decía, hace muchos, muchos evos y eones, allá en ese otro jardín o mundo donde moran los dioses y demás seres de fábula, vivía en santa paz la familia sacra con su primer hijo de apenas un metro nuestro de estatura. Muy robusto el nene, y muy travieso, como suelen ser los niños.

Una tarde, en el jardín trasero de la casa de sus padres, se puso a jugar con lodo y, dándole forma al barro, acertó a modelar dos pequeñas figuras que descuidó por un momento sobre el césped. Al volver en sí de su absorción, ya estaban Adán y Eva haciendo de las suyas. Versiones de este detalle, sé dos... una, que andaban comiéndose las frutas prohibidas... y la otra, que empezaron a su vez a darle forma al barro a su imagen y semejanza. Dios, que apenas comprendía las dimensiones de su inocentada, salió corriendo y gritando, invadido por un pánico terrible. Lógicamente, intervinieron los padres del niño a quien, como castigo, ordenaron construir una casa enorme para la parejita, con todo lo necesario para que, en adelante, se entretuvieran observando y disfrutando los frutos de la tierra y administrando los recursos, etc.

Desde entonces, dicen algunos, la humanidad ha alcanzado cierto grado de madurez... la necesaria para que comprenda su sitio en el consejo; otros, que todo esto es una fábula sin sentido y que estamos solos en medio de la nada y la materia que lo es todo. Yo me inclino por saber que somos lodo y, como tal, en manos del alfarero que somos o de algún otro alfarero que presiento riéndose del enredo en que nos ha metido al darnos inteligencia y palabras.

Yo me sacudo las manos, sabiendo que soy polvo quizá de estrellas o simple humano en tránsito. No quiero sentirme responsable de la confusión que generan las ideas, cuando éstas adversan las de otros que se empeñan en creer en absolutos y que, persiguen, apuñalan, coartan la libertad, esclavizan y anulan en el individuo aquello que lo hace humano y, por tanto, sujeto y objeto del universo.



Alexander Zanches
marzo 29 de 2007

1 comentario:

Escondite perfecto dijo...

que sopa blood, vi por casualidad tu blog, y etuve husmenando,te invito a visitar: esconditeperfecto.bogspot.com